jueves, 11 de enero de 2018

LA CONVIVENCIA ESCOLAR

En el texto "Los modelos de convivencia escolar. Hacia un nuevo disciplinamiento" de Silvina Funes Lapponi se definen los conceptos de convivencia, disciplina, organización de centro y gestión para analizar los modelos de convivencia y sus características, y finalmente, concretar la situación actual, es decir, como se entiende la convivencia escolar. 


¿Qué es la convivencia?

Según Malgesini y Jiménez (2001: 78-80) convivencia significa vivir en buena armonía y, a diferencia del conflicto, tiene una connotación positiva; está cargada de ilusión, implica también aprendizaje, normas comunes y regulación del conflicto (no la mera adaptación sin  la resolución de éstos) y exige adaptarse a los demás y a la situación.

Serrano y Salas (2001:148) destacan que a nivel personal las pautas de convivencia deben garantizar el desarrollo integral, la construcción de la identidad y el ejercicio de la autoridad personal, es decir, el desarrollo de la autonomía y la autorregulación.

Jares (2001:104-105), desde una visión más social, señala que la educación debe articularse bajo los principios en los que dice fundamentarse y que si se quiere que la escuela forme a personas democráticas y participativas, ella misma tiene que estar organizada desde esos presupuestos. Esto demanda una orientación explicita y coherente. Y para lograr en los centros una convivencia respetuosa, democrática y solidaria los objetivos deben ser:
  • aprender a convivir en el conflicto de forma positiva, es decir que el conflicto debe ocupar un lugar central en el aprendizaje de la convivencia y tratamiento conduncente a una mejora de las relaciones
  • rechazar la violencia como forma de resolución de los conflictos
  • prevenir conductas intimidatorias y de maltrato entre el alumnado, favoreciendo actitudes contrarias a todo tipo de discriminación; desarrollando una cultura de paz asentada en los derechos y en los valores de respeto, tolerancia y democracia
Para ello no se deben perder de vista dos dimensiones, en primer lugar, la orientada a las personas: crear grupo, en un clima de seguridad,de confianza, de mutuo apoyo, preocupación e interés por sus miembros, sus relaciones (basándolas en la reciprocidad y en la horizontalidad, el tipo de autoridad o liderazgo), su participación, y la segunda orientada a la tarea, el rendimiento, el aprendizaje, los objetivos y la manera de llevarlo a cabo, con una actitud positiva por parte del profesorado, cuidando su metodología, la motivación y la noprevalencia de lo cognitivo sobre lo afectivo (Jares, 2001:101-102).

Así pues, primero hay que delimitar los valores o principios a los que se orientará esa convivencia; después los actores a los que se dirige; luego qué se propone con cada uno en función de las metas del propio centro en general y de lo que se refiere a la convivencia en particular y luego el cómo hacer para alcanzarlo.

La siguiente tabla extraída del texto de Silvina Funes muestra los valores a tener en cuenta para definir la orientación de un modelo de convivencia.



Hay que ver si estos valores quedan reflejados y si se justifican las medidas o procedimientos por los que se implementa el plan y/o modelo o no, por ello tenemos que comprobar si se explicitan estos valores y cómo se les entiende. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario